Cuando me fui a marchar del colegio, alguien dijo a mi padre que aunque estuviese fuera, aún tenía mucho que aportar a mi centro. Parece que la idea es crear catequistas, y no estamos para eso, porque muchos son los llamados pero pocos los escogidos. La idea es hacerles que vivan algo grande y fuerte. Se siembra con esperanza, no con desesperanza. Nosotros ponemos la semilla y nunca sabes en qué va a acabar. Igual nosotros nunca vemos los frutos, pero algo habrá. Hacerles disfrutar, plantar una semilla que Dios sabe cuándo germinará. Lo que nosotros vemos como un fracaso no tiene por qué serlo para Dios. Que Él nos ayude esta noche.
viernes, 19 de octubre de 2012
viernes, 12 de octubre de 2012
Que no es el final.
Dos bodas que me han recordado lo afectiva que soy. Una enfermedad que me escandaliza, aunque para eso siempre he sido muy racional. Unas no ganas de cambiar mi vida pero con ganas de que cambie radicalmente. Una nueva acompañante. Un cumpleaños que me recuerda lo irreparable. Dos horas de autobús que me pesan más que la mochila. Mi hermana ha decidido qué carrera quiere hacer y a mí me ilusiona más que a ella.
Y es que, a pesar de todo, sigue habiendo arco iris que me recuerdan que vivo enamorada de vivir.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)