Vamos a ver, sitúate, O'Cebreiro. Es la PEDAZO de etapa. Es la etapa que resume toda una vida. Empezar con ganas, el cielo azul, el sol... Las cuestas arriba, te pesa el cuerpo, te quedas solo, no puedes hablar del cansancio, crees que no llegas... Y en el camino te encuentras el agua que te devuelve la vida, las mandarinas, los cacahuetes, la gente que te ayuda a tirar adelante. Piensas en cómo será la meta. No te entretengas en eso, será mejor de lo que te imaginabas, seguro, y más aún de lo que te prometan. A mí me hablaron de albergue y acabé lavándome en una fuente.
Eso sí, dormí bajo una capa de niebla y rocío, y con una manta de estrellas.
Pero tú, cabrón, dormiste en el prometido albergue. No tengo ni idea de qué te parece esta etapa, la verdad es que me da igual, yo la disfruté a tope.
Los más vividores se detienen de vez en cuando a flipar con el paisaje.
Casi estaba a punto de conocerte.
Estábamos jugando a las cartas. No, sigo sin saber jugar al asesino, me sigue entrando la risa cuando me toca hacer cualquier cosa como guiñar ojos. Tu llegada interrumpió la partida y el ritmo del campamento. A veces me pregunto cómo habrían ido las cosas de no haber aparecido por allí. Quizá de no haber aparecido, este último camino no habría sido tan único e irrepetible.
Esos son del Camino del año pasado. El rubio es guapo. ¿Le habéis visto los ojos?
No, ¿quién es?
¿O'Cebreiro?
¿Tanto habéis tardado?
Nosotros
en media hora
lo hemos subido
corriendo.
...¡¿Pero cómo no ibas a caerme mal?! ¿EH?
Por paradójico que parezca, tú fuiste una de las razones por las que las cosas se torcieron. Lo bueno es que no vi que se habían torcido hasta mucho después. Vale, lo admito, también fue bueno conocerte. Pero no te lo creas mucho. Flipao.
Feliz cumpleaños.
Feliz cumpleaños.
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