A cada comienzo de cada tú, tengo miedo de que no cumplas las expectativas. De, al final, tener la sensación de haber perdido el tiempo. Si es verdad lo que dicen los mayas y este tú has sido el último, te has lucido. Has sacado lo mejor de ti. Y lo mejor de mi. He suspendido la asignatura más fácil del curso pasado, y me he ido a cenar a tope por ello. La he recuperado. He caído enferma de cansancio y de rutina. Y me he recuperado. He suspendido el carnet de conducir, que dije que nunca sacaría. Y lo he aprobado.
He conseguido que me paguen por ser monitora de tiempo libre. He conocido a compañeros maravillosos, que me han devuelto la fe en el servicio a los pequeños. He vivido la fiesta de la Virgen de la Guía, como siempre, enfadándome al final, pero disfrutando el resto del día, comiendo crepes y viendo a España ganar una Eurocopa. He viajado en barco. Me he ido a Valladolid y he vivido en mi casa de Valladolid, he tomado el sol a las afueras de esa genial ciudad, que es mi ciudad si estoy allí. He visto construir un ascensor a mano.
He ido a Pradoluengo a montar un hogar de la nada. He crecido, he madurado, he sufrido, he aprendido. He conocido a gente maravillosa. Me he confirmado con otra gente maravillosa que ya conocía. Ha llovido, he cantado, he bailado, he dejado de dormir. He disfrutado. He ido a Saco Domingo. Y les he vuelto a querer muchísimo más que antes.
He viajado a Picos de Europa en un rapto. He resucitado en un beso. He llorado por dentro. He seguido adelante en mis momentos de crisis. He dejado de creer y de confiar, he reído, a todas horas, hasta cuando llovía a las cinco de la mañana. He pasado mucho frío. Me he sentido muy querida.
He salido de fiesta. He vivido en casa. He bailado, me he reencontrado con la gente. He dormido sola y acompañada. He deseado vivir los tres en la misma casa. Me he despedido.
Ojalá existiera un tú donde no habría despedidas, pero siempre lo habrá, supongo. Me diste a mis mejores amigos en verano. Este año ha sido nuestro segundo aniversario. El verano me carga, me da todo lo que necesito para ser feliz. Es mi época de enamorarme locamente de esto que se llama vida. De sentirme querida y especial. Quizá por eso son mis mejores amigos. Porque nadie me hace sentir tan querida y especial como ellos.
¿Por qué las palabras se me quedan cortas?
Gracias a todos los que habéis hecho posible este verano. No os vayáis. Nunca. Yo prometo no hacerlo.
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