Paula siempre aparece cuando menos se la espera una.
Durante el último agosto, fiestas de Portugalete, me recorrí la zona de fiesta buscándola, alrededor de medio kilómetro más o menos. De una punta a otra. Estaba allí y yo también, pero no nos encontrábamos. Sergio iba conmigo y yo llevaba una rayada encima del copón. Tengo pocos recuerdos de en qué se me notaba, pero sé que alguien me estuvo llamando al móvil, miré la pantalla, lo silencié y me lo metí al bolso.
Llegamos al final de la zona de fiesta, donde quedaba solamente una cuadrilla bebiendo. Mirábamos y mirábamos entre la gente, pero no estaba allí. O no la vimos. Porque cuando Sergio, en un intento desesperado y de locura, gritó ¡PAULA!, ella apareció. Sonriendo. Nosotros también nos reímos. Y es que a pesar de que lleve una rayada encima del copón, Pola siempre me hace sonreír. Y esta mañana cuando me la he encontrado en el metro, a ella y a su bendita madre, no podía creerme que estuviera allí. La gran sorpresa del día ha sido ella.
La chica es una grande, qué le voy a hacer. Es más chicaduende que yo.
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