Me gustan los días de lluvia, porque me da pereza salir de casa y me hago un ovillo en la cama con una manta, aunque sea junio. Y tener las zapatillas de estar en casa calentitas. Me gustan los días de lluvia si salgo y me mojo la cabeza. Ya nunca llevo paraguas. Los mejores resfriados son lo que pillas debajo de la lluvia. Las gotas se te cuelgan de las pestañas y te brillan en el pelo. Me gusta el autobus que me sube a casa cuando llueve, sentarte en esos asientos viejos y mirar por la ventana. Se hace corto el trayecto. Lo bueno, si breve, dos veces bueno. Me encanta el olor a tierra mojada. No me gustan los días de lluvia que todo el mundo se queda en casa. Me gustan las sonrisas cuando llegas a casa empapado. Las sonrisas son mías, claro. Lo de mi madre es una mirada que mata.
AMO la lluvia, y más cuando no viene a cuento, como en un día de junio en que debería (y por suerte no lo hace) estar brillando el sol :)
ResponderEliminarMi entrada habla de dos personas diferente, querida Chica Duende =)
ResponderEliminarA mí también me gustan los días de lluvia. Esta tarde me he empapado. He llegado a casa chorreando agua XD.