domingo, 5 de junio de 2011

La última cima.

De Pablo dicen muchas cosas buenas, seguramente nuchas son verdad. Hay gente que nace con la sonrisa debajo de la nariz y no la suelta nunca. Lo que más admiro de este sacerdote es cómo es con los demás. La dedicación a ellos. Ir a verles en cuanto les llama. Estar ahí aunque tenga veinticinco mil cosas que hacer. A mí también me gustaría ser así, menos egoísta. Por eso, si hicieran un documental de mi vida después de mi muerte, saldrían muchas personas que conozco diciendo cosas buenas. Que esas me las digan en persona, que mola más. Pero también me molaría que contasen lo que hago mal: las malas contestaciones, los sarcasmos, las veces que no he estado por orgullo, mis idas de olla, la envidia, los malos pensamientos, los malos deseos, los insultos, el critiqueo por hacer daño. Que así será más realista, joe. Que sé todo lo que hago mal. Aunque no sé si algún día seré poco orgullosa (una cosa mala más) para pedir perdón por todo ello. Sí, me molaría que contasen cosas malas cuando ya no esté. ¡Total, no me voy a enterar...!

Tenía muchas ganas de verla, así que cuando Goizalde e Iñigo han llegado con ella, me he echado a reír. Después de que un sinfín de personas me la hayan recomendado, aquí ta. La gente que da testimonio me recuerda a los de Vallecas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Te atreves a decir algo?