Quiero verte amanecer y verte anochecer. Si ayer y hoy nos dan la espalda como amantes que se van, siempre quedará mañana, la mañana de mañana, junto a ti. Hay mucho más de mí en ti que lo que queda dentro de mí. Aparcado en el fondo de tus manos comienzo a vivir.
Te doy gracias, Padre, porque sé dónde estás y te veo en la gente. Y es que siempre, después de una gran aventura, viene otra más. Siempre. Siempre. Y si no viene, nosotros la montaremos.
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