domingo, 28 de noviembre de 2010

18.

Me aterran las casualidades y, sobre todo, las decisiones. Conocer a alguien, oír hablar de algo, y quizá por no decir que no, o por simple intuición, sin una razón lógica y razonada.

Y antes de que te quieras dar cuenta, acabas de darle la vuelta a tu destino - o al que tú siempre pensaste que sería tu destino - y ya no ves la vida sin ese algo que la cambió entera, de arriba a abajo.

Yo, al menos, no quiero una vida en la que no haya menesianos. 

Se colaron por casualidad. Me aterroriza que se vayan.

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