Los días de verano, el olor del mar, el cielo azul, los cactus con flores, las manos llenas de pintura, las sonrisas, los abrazos de mamá, las fotografías en papel, los cascabeles, las ilustraciones de El Principito, los mensajes al móvil, las almohadas, las luces de los conciertos, las margaritas, los viernes por la tarde, el final de los exámenes, la nieve, el primer día de vacaciones, la Navidad, el despegue de un avión, la forma de las nubes, las siestas en la playa, el día de tu cumpleaños, los momentos que te hacen llorar de risa, la sandía, los helados de limón, los amaneceres y los atardeceres, la lluvia contra la ventana...
Si tenemos que estar siempre esperando a que nos vengan las grandes felicidades, nos quedaremos sin las pequeñas pequeñísimas.
Los fuegos de campamento, los coches amarillos, aprenderte una poesía... Me gustan las felicidades pequeñas pequeñísimas diminutas ^^
ResponderEliminarLas últimas noches de campamento, eso sí que me gusta (es que yo nunca he hecho fuego de campamento en un campamento!)
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