miércoles, 20 de abril de 2011

Miércoles.

Siempre que me siento pesimista por cómo está el mundo, pienso en la puerta de llegadas del aeropuerto de Heathrow. La opinión general da a entender que vivimos en un mundo de odio y egoísmo, pero yo no lo entiendo así. A mí me parece que el amor está en todas partes. A menudo no es especialmente decoroso ni tiene interés periodístico pero siempre está ahí. Padres e hijos, madres e hijas, maridos y esposas, novios, novias, viejos amigos... 

Cuando los aviones se estrellaron contra las torres gemelas, que yo sepa, ninguna de las llamadas telefónicas de los que estaban a bordo fue de odio y venganza. Todas fueron mensajes de amor.


Lo que más me gusta de estar en Termibus dos veces al día, es que siempre veo un abrazo de gente que se reencuentra. Eso es guay. Siempre que me siento pesimista, me gusta pensar en la estación de autobuses de Bilbao...

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